Valgo
De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa
que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas
veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro
tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir
la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena
compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me
pidieran ayuda. Trate siempre que todo fuese perfecto y comprendí que
realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome). Hago solo
lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que
quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y
apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, solo la
muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me
pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban
estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada
momento y contra lo que sea. Que la verdadera amistad si existe, pero no
es fácil encontrarla. Que quien te ama te lo demostrará siempre sin
necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un
verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti. Eso es vivir… La vida
es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores… aprendí a
vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores pero no vivo
pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te
impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables. Las heridas
fuertes nunca se borran de tu corazón pero siempre hay alguien realmente
dispuesto a sanarlas con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios,
todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de
la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te
buscan. Lo mejor está por venir”
Jorge Luís Borges
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