8 de gen. 2016

Unes paraules II ...

"Sea egoísta:hable bien de sus enemigos"
Entrevista de Lluis Amiguet
Benjamin Zander, director de la filharmònica de Boston.

Tengo 66 años y ... ¿Retirarme? ¿Dios Mío, pero si estoy de vacaciones toda mi vida: hace ya 30 años que dirijo la Filarmónica de Boston! Nací en Inglaterra...
- Tengo un amigo que se ha gastado una fortuna en clases de violín para su hijo, y el chaval pasa.
- ¿De verdad quiere que su hijo toque el violín?
- Le hace muchísima ilusión.
- Pues que pague un dinerito por aprender: unos dólares por hora de clase.
- ¿Eso es todo su consejo? ¿Unas pesetillas?
- ¿Quiere que ese niño toque el violín más allá de ese dinerito?
- ¿Sí!
- Entonces pídale que toque un poquito para usted y concéntrese en lo mejor de su interpretación: entorne los ojos al escucharle, emociónese con ese violín de su hijo y después exprésele lo mucho que le ha conmovido y, si lo ama de verdad, llore.
- ¿Es que no recuerda usted cómo suena un violín mal tocado?
- ¿Cuándo un niño se echa el primer pedito no lo celebran su padres con aplausos?
- También es una interpretación.
- ¡Y se emocionan! ¡Hasta puede que derramen una lágrima! ¡Y es caca! ¡Pero también es amor! Sólo le pido que celebre el esfuerzo de su hijo. No le ponga usted primero un cero y después le exija un sobresaliente.
- ¿No hay que exigir más a los que quieres?
- En la vida, debes poner primero la buena nota a los tuyos y luego pedirles más, pero sólo después de reconocerles todo lo que han sido capaces de lograr, debes animarles a que lo hagan mejor. Tal vez no le ha dicho usted nunca a su hijo qué bien juega a fútbol o qué bien canta o lo simpático que es o tal vez hace mucho que no se lo dice. Y tal vez por eso el chaval se niega a tocar el violín.
- Yo creía en la exigencia.
- Mire, yo llevo 30 años dirigiendo la Filarmónica de Boston.
- Lo sé: nadie dirige Mahler como usted.
- Algo he aprendido, pero me equivoqué muchísimo durante mucho tiempo, porque exigía a mis músicos antes de premiarles; les pegaba gritos y broncas en público. Yo estaba convencido de que así dirigía la orquesta....
-¿No se trata de eso, de dirigir?
- ¡Cuánto me equivocaba! No es el director el que hace la música: son los músicos. Yo creía en la jerarquía y en el que manda y el que obedece, porque el que manda es mejor y sabe lo que le conviene al de abajo. Y no es así. Así vas al desastre.
- ¿Qué es dirigir entonces?
- Dirigir es ayudar a otros, que no son peores que tú sino que son como tú, a que descubran y aprovechen la posibilidad de ser mejores contigo...
- Tomo nota.
- ... Y ellos, entonces, te dan la posibilidad a ti de ser un gran director. No se trata de que tú seas buenísimo y que ilumines a los demás y les guíes por el camino de la perfección. Se trata de descubrir juntos cómo podemos ser mejores. Tú debes descubrirles su fuerza.
- Suena bien, pero ¿cómo se consigue?
- Tienes que conocer a tus músicos, tienes que conocer a tu equipo, te tiene que interesar cada una de esas personas y entonces sabrás cómo pueden mejorar cada nota, cuáles son sus teclas.
- ¿Y usted cómo lo hace?
- Soy uno de los pocos directores de orquesta que ensayan después de la representación.
- Hombre, tampoco hay que abusar.
- Es el momento. El público abandona la sala, y yo les digo a mis músicos todo lo que me ha gustado de su interpretación. Les agradezco la pasión, la vitalidad, la precisión, la expresión... Y ... ¡Fíjese en esa “y” ¡
- ¿Por qué?
- ¡He dicho “y” y no he dicho “pero”. Les he dicho a mis músicos: “Chicos: ¡muy bien, y además podemos mejorarlo!. No les he dicho a mis músicos con suficiencia: “No está mal, pero habéis fallado en...”.
- Son matices.
- Es higiene mental, como la física, imprescindible para que los demás te aprecien. Gracias a ella, logré superar la crisis de mi vida.
-¿Un bloqueo creativo?
- Vital. La mujer que amaba y yo nos separamos. Normalmente en los divorcios, cada uno habla mal del otro, y los amigos se dividen entre los dos bandos jaleando los insultos hasta que te hacen exclamar: “¡Qué suerte que te has librado de ese o esa impresentable!”
- Todos hemos pasado por algo así.
- Así construyes confianza negativa: te sientes mejor denigrando a tu ex, pero sólo de momento, porque al lanzar basura sobre alguien que has amado y tal vez te amó, te degradas. Esa basura mental, te ensucia a ti.
- ¿Acaso usted hablaba bien de su ex?
- Por mi propio bienestar jamás la critiqué, ni ella a mí: nos dijimos que siempre seríamos importante el uno para el otro y seguimos siéndolo. Rose y yo aún disfrutamos de las mejores y más sinceras conversaciones de nuestras vidas. Somos casi vecinos.
- Me alegro por usted.
- Las posibilidades que tenemos de hacer el bien son infinitas. ¡Qué inmenso poder! Y repercute enseguida en nosotros. No se trata de ser muy bueno, sino de no ser muy tonto.
- ¿No habla usted mal de nadie?
- Soy egoísta, por eso para sentirme bien nunca hablo mal ni de mis enemigos. Es síntoma de debilidad reunirse para criticar a los ausentes: también es cortedad mental, porque degrada a los propios difamadores.
- ¡Dios mío! ¡Va a acabar usted con la mitad de la programación televisiva de este país!
- Concéntrese en decir las cosas buenas de los demás y dígaselas.
- A veces no puedes mentir.
- Dígaselas y serán verdad.
Imatge 2

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